miércoles, 30 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
2008-2009.
jueves, 17 de diciembre de 2009
)
jueves, 10 de diciembre de 2009
Prueba de Humor.
martes, 8 de diciembre de 2009
viernes, 4 de diciembre de 2009
No estoy amargado.
Sí se supone que haga algo, no lo haré.
Es dificíl decir, si puedo llevame bien,
Pero no estoy amargado.
No estoy amargado.
No del todo.
Solo un montón.
Le doy la vuelta a la cuadra, para evitarte,
Y eso es cuando estoy en humor social.
Es solo mi cabeza; que me duele justo ahora.
Pero no estoy amargado.
No estoy amargado.
No del todo.
Solo un montón.
Trato de recordar felicidad y diversión,
No hace mucho sentido culparte por la ruina
en que mi vida se convirtió.
La amargura se reserva para gente estupida,
No para alguien inteligente como yo.
No tengo el tiempo, para sentirme así,
Hago las cosas al revés cuando digo...
Que no estoy amargado.
No estoy amargado.
No estoy amargado.
No estoy amargado.
No del todo.
Solo un montón.
Artista: Minus 5
Album: Down With Wilco.
Tema: I'm not Bitter
domingo, 29 de noviembre de 2009
Equilibrio.
sábado, 28 de noviembre de 2009
Jajaja. La batalla por el futuro de la tierra.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Humo(r) negro
Podría resultar importante visitarlo de vez en vez, y hacernos una idea de como es; de lo que ahí habita. Enfrentarnos con la posibilidad de caer allí, en ese lugar, y tal vez nunca volver.
Encarar aquello que tememos: De lo que somos capaces.
Solo así –tal vez– podríamos llegar a evitarlo.
Pero quien sabe.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Fin de año; fin de década. Fin de mi vida.
martes, 24 de noviembre de 2009
Acordes del apocalipsisodos.
lunes, 23 de noviembre de 2009
Pauperrimamente sobrado.
jueves, 19 de noviembre de 2009
No por el acto cometido en si, o su intención, que rebatiblemente podría pasar por noble.
Tal vez justo lo que hizo, es lo que tenia que hacer, porque al final el fin no justifica los medios, pero el hecho lo supera todo, y esa acción concreta e irrevocable tiene a la selección gala en el mundial de nuevo (otro –ahora– hecho irrevocable, creo).
Y no pongo en tela de juicio su moral –que poco me importa–, o los motivos que lo llevaron a hacer lo que hizo, porque por la camiseta uno es capaz de lo que sea, más aún la del propio país, y más aún en situaciones desesperadas, como a la que enfrento el ariete francés el día de ayer; Maradona hizo lo mismo, en pleno mundial, y a pesar de que es uno de dos puntos álgidos recordados en su carrera y la marcan de por vida, al final el campeonato conseguido por la albiceleste en México 86 no se pone en tela de juicio por nadie.
No se, es verdad que siento una enorme antipatía por el seleccionado de fútbol de Francia desde hace ya algún tiempo, pero dejando de lado la misma, me parece un acto de mezquindad extrema la falta de huevos por parte del 10 de les bleus, al delegar su responsabilidad sobre la acción al arbitro; cobarde y mezquina aquella declaración donde busca deslindarse de responsabilidad. ¿Acaso no entiende de que trata la cosa? porque sí, claro que califica de injusta la manera en que están en Sudáfrica, pero tampoco cambia nada, están, y punto, y es por eso que el fútbol es la mas bella metáfora de la vida hecha deporte, igual que la misma, el fútbol es injusto.
Henrry parece no entender eso, parece temer más por el ‘quedirán’, o las criticas del medio. Te aseguro Thierry Henrry, que no te arrepientes, pero no das la cara, eres cobarde, y eso, en el fútbol como en la vida te marca de por vida. No es la mano en el área que hizo ese gol y tu pase al mundial posibles de lo que me acordare, sino de como culpaste al arbitro por ello, de el valor que te falto para aceptar que era lo que tenias que hacer en ese momento y vivir con ello, porque como en la vida, esto se trata de honor también; ese lo conservas aún en la derrota, o la muerte.
Ecos del bostezo, este blog.
Primero: sigo riéndome de este texto de Luigi Amara. Últimamente he estado fajando con la idea de que el chiste es aborto del humor. Me sacan -ya- ronchas, lo chistoso y evangelizante del humor en Friends; o en Seinfeld. En cambio el humor de Hank Moody o de House... A veces, no puedo ni reír del insuperable humor de los personajes.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
martes, 17 de noviembre de 2009
El enemigo dice:
Aún así, de todas las que he leído, la que continuación citaré, –la del New Musical Express– me ha llamado la atención. Me llama la atención por razones totalmente subjetivas:
Uno; porque coincide con aquellos álbumes que yo considero parteaguas para lo sucedido musicalmente esta década (sobre todos los primeros lugares).
Dos, porque supuestamente no es una cuestión dictatorial de editores y colaboradores del semanario, sino de críticos, músicos, y “figuras” de la industria, que de cierta manera le dan un poco de validez a esto si llevamos esto a un terreno mas “profesional”. En teoría es gente que sabe de lo que habla vaya... en teoría, he de remarcar.
Y tres, hay un cariño especial por mi parte hacia el par de bandas que encabezan la lista,esos álbumes en particular y sus carreras. Conectamos pues, y creo que esa es la única y verdadera razón para replicar la susodicha lista en este humilde –y ni tanto– espacio.
También trae variedad de esas cosas que tal vez en otras publicaciones no perfilarían –y que a uno lo emocionan– como Los Sleepy Jackson y su “Harrisonesco” Lovers. Esa oda neoyorkina a la ciudad: Stories From the City Stories from the Sea, de la Inglesa Polly Jean Harvey. La obra maestra de los fronterizos At the Drive In, su Relationship of Command. La promesa incumplida de los Walkmen encarnada –¿enplastificada?– en Bows and Arrows (localmente incluso los Strokes e Interpol clamaban que “ellos eran los buenos”). El Maravilloso Sophtware Slump de los infravalorados Grandaddy. El Lesser Matters de Radiodept. Los Brokensocialscene, el Stankonia, Wilco y todo lo hecho por Damon Albarn, etc.
Supongo que habla mucho de uno las cosas que oye, la publicaciones que lee y las listas que le llaman la atención.
1. The Strokes – 'Is This It'
2. The Libertines – 'Up The Bracket'
3. Primal Scream – 'XTRMNTR'
4. Arctic Monkeys – 'Whatever People Say I Am, That's What I'm Not'
5. Yeah Yeah Yeahs – 'Fever To Tell'
6. PJ Harvey – 'Stories From the City, Stories From the Sea'
7. Arcade Fire – 'Funeral'
8. Interpol – 'Turn On The Bright Lights'
9. The Streets – 'Original Pirate Material'
10. Radiohead – 'In Rainbows'
11. At The Drive In – 'Relationship Of Command'
12. LCD Soundsystem – 'Sound Of Silver'
13. The Shins – 'Wincing The Night Away'
14. Radiohead – 'Kid A'
15. Queens Of The Stone Age – 'Songs For The Deaf'
16. The Streets – 'A Grand Don't Come For Free'
17. Sufjan Stevens – 'Illinois'
18. The White Stripes – 'Elephant'
19. The White Stripes – 'White Blood Cells'
20. Blur – 'Think Tank'
21. The Coral – 'The Coral'
22. Jay-Z – 'The Blueprint'
23. Klaxons – 'Myths Of The Near Future'
24. The Libertines – 'The Libertines'
25. The Rapture – 'Echoes'
26. Dizzee Rascal – 'Boy in Da Corner'
27. Amy Winehouse – 'Back To Black'
28. Johnny Cash – 'The Man Comes Around'
29. Super Furry Animals – 'Rings Around The World'
30. Elbow – 'Asleep In The Back'
31. Bright Eyes – 'I'm Wide Awake, It's Morning'
32. Yeah Yeah Yeahs – 'Show Your Bones'
33. Arcade Fire – 'Neon Bible'
34. Grandaddy – 'The Sophtware Slump'
35. Babyshambles – 'Down In Albion'
36. Spirtualized – 'Let it Come Down'
37. The Knife – 'Silent Shout'
38. Bloc Party – 'Silent Alarm'
39. Crystal Castles – 'Crystal Castles'
40. Ryan Adams – 'Gold'
41. Wild Beasts – 'Two Dancers'
42. Vampire Weekend – 'Vampire Weekend'
43. Wilco – 'Yankee Hotel Foxtrot'
44. Outkast – 'Speakerboxxx/The Love Below'
45. Avalanches – 'Since I Left You'
46. The Delgados – 'The Great Eastern'
47. Brendan Benson – 'Lapalco'
48. The Walkmen – 'Bows and Arrows'
49. Muse – 'Absolution'
50. MIA – 'Arular'
lunes, 16 de noviembre de 2009
viernes, 13 de noviembre de 2009
Te odio.
Odiemonos con vehemencia, porque no queda ya, nada mas puro que el odio puro. Puro odio.
Odio a mis padres. A mis amigos. A mis amantes; mis amadas(os) y enamoradas(os).
Hoy, donde todo se malbarata y devalúa (porque hoy es más un lugar endiablado, físico y mezquino que un espacio en el tiempo) el odio tiene lugares de primera fila, al centro, en mi corazón. El odio no juega para la tribuna, juega con ella.
Festejamos al odio, que tanta mala fama se le ha hecho, pobre; ¿que nos ha hecho el? Bendita campaña de desprestigio.
Los odio a todos. Con toda mi alma.
Espero ustedes a mi también.
jueves, 12 de noviembre de 2009
viernes, 6 de noviembre de 2009
lunes, 2 de noviembre de 2009
Nadie está jugando; pues nos estamos jugando la vida.
viernes, 30 de octubre de 2009
La risa (fragmentito). Henry Bergson.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Hazte miel y te comerán las moscas.
sábado, 17 de octubre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
domingo, 11 de octubre de 2009
La mentira. Raymond Carver.
Es mentira, dijo mi esposa. ¿Cómo puedes creer una cosa así? Ella está celosa, eso es todo. Giró la cabeza y me miró fijamente. Aún no se había quitado el sombrero ni el abrigo, y estaba ruborizada por la acusación. ¿Me crees a mí, no? ¿Seguramente no creerás aquello?
Me encogí de hombros y le dije: ¿Por qué iba a mentir? ¿Con qué objeto? ¿Qué obtendría con ello? Me sentía incómodo, pero permanecí allí en pantuflas, abriendo y cerrando los puños, con la sensación de estar haciendo el ridículo, exhibiéndome, no obstante las circunstancias. No tengo madera para hacer el papel de inquisidor. En ese momento deseaba que nunca hubiese llegado a mis oídos, que todo pudiera ser como antes. Se supone que es amiga, amiga de los dos, comenté.
¡Una hija de puta, eso es lo que es! ¿Te crees que un amigo, aunque sea lejano, incluso un simple conocido, diría una cosa así, una mentira tan evidente? Simplemente no lo crees. Movió la cabeza ante mi necedad. Desabrochó su sombrero y se sacó los guantes, poniendo todo en la mesa. Luego se quitó el abrigo y lo arrojó sobre el respaldo de una silla.
Ya no sé qué creer, le dije, quisiera creerte a ti.
Entonces créeme, dijo ella. Que me creas, es todo lo que te pido. Te digo la verdad. No iba a mentir en un asunto así. Anda, di que no es cierto cariño, di que no lo crees.
La amo. Deseaba abrazarla, estrecharla en mis brazos, decirle que le creía. Mas la mentira, de ser mentira, se interponía ya entre nosotros. Me acerqué a la ventana.
Debes creerme, dijo. Sabes que eso es una estupidez. Sabes que te digo la verdad.
Permanecí junto a la ventana, observando el tráfico que se movía lento allá abajo. Si levantaba la vista podía distinguir a mi esposa reflejaba en los cristales. Soy un hombre de criterio amplio, pensé. Puedo resolver esto. Comencé a pensar en mi esposa, en nuestra vida, juntos, en la verdad y la ficción, en la honestidad y la impostura, en la ilusión y la realidad. Recordé la película Blow-up, que habíamos visto recién, y recordé también la biografía de León Tolstoi que yacía en la mesita, las cosas que dice sobre la verdad, el escándalo que produjo en la vieja Rusia. Entonces me vino a la memoria un amigo de la secundaria, de hacía mucho. Era un tipo incapaz de decir la verdad, un mentiroso absoluto e incurable y, con todo, una persona agradable y bien intencionada y, sin duda, un auténtico amigo durante los dos o tres años de un período difícil de mi vida. Me alegró mucho el descubrimiento de aquel mentiroso de mi adolescencia, era un precedente al cual podía acogerme en la actual crisis de nuestro –hasta aquel momento– feliz matrimonio. Esa persona, ese consumado mentiroso podía muy bien probar la teoría de mi esposa de que existía esa clase de gente en el mundo. Me puse feliz de nuevo. Me volteé para hablar, sabía lo que quería decir: sí, puede ser verdad,es verdad: hay gente que miente de modo incontrolable, quizás inconscientemente, a veces de modo enfermizo, sin medir las consecuencias. Quien me contó pertenecía a esa categoría, sin duda. Pero justo en ese momento mi esposa se sentó en el sofá, se cubrió la cara con las manos y dijo: Es cierto... Que Dios me perdone. Todo lo que ella te contó es verdad. Mentí cuando dije que no sabía nada.
¿De veras?, pregunté, sentándome en una de las sillas junto a la ventana.
Ella asintió. Aún se cubría la cara con sus manos.
¿Por qué lo negaste entonces?, le dije. Nunca nos habíamos mentido. ¿No nos hemos dicho siempre la verdad?
Estaba avergonzada, me dijo. Me miraba y movía la cabeza. Sentía vergüenza, no te imaginas cuánta, no quería que lo creyeras.
Creo que lo entiendo, dije.
De una sacudida se quitó los zapatos y se recostó de nuevo en el sofá. Pero enseguida se sentó y se quitó el suéter de un tirón y luego se acomodó el cabello. Cogió un cigarrillo de la mesita. Le ofrecí fuego sosteniendo el encendedor y por unos momentos me quedé pasmado ante la visión de sus dedos alargados y pálidos, igual que de sus uñas relucientes. Me pareció que los observaba de modo novedoso y un tanto revelador.
Dio una fumada y, un minuto después, dijo: ¿Y cómo te fue hoy, querido? En general, quiero decir... Tú sabes a qué me refiero. Mantuvo el cigarrillo entre los labios el minuto durante el cual se levantó para deshacerse de su falda. ¡Ah!, dijo.
Más o menos, le respondí. Aunque no lo creas, por la tarde estuvo aquí un policía con una orden judicial, buscaba a una persona que vivió abajo. El mismo gerente del edificio avisó que cortarían el agua por una media hora, entre las tres y las tres y media, en lo que hacían algunas reparaciones. En realidad, ahora que lo pienso mejor, fue sólo durante el tiempo que el policía estuvo aquí cuando tuvieron que cortar el agua.
¿De veras?, dijo ella, poniendo las manos sobre sus caderas. Luego se estiró, cerró los ojos, bostezó y sacudió su larga cabellera.
También leí una buena parte del libro de Tolstoi, le dije.
Magnífico, dijo, y empezó a comer nueces. Con la mano derecha lanzaba una tras otra hasta su boca, mientras que en la izquierda sostenía el cigarrillo entre los dedos. A ratos paraba de comer, el tiempo justo para limpiar sus labios con el dorso de la mano y dar una fumada. Para entonces se había librado ya de su ropa interior. Con las piernas cruzadas bajo su cuerpo se posó en el sofá. ¿Y qué tal? preguntó.
Tenía ideas interesantes, respondí. Era todo un personaje. Los dedos de las manos me hormigueaban y mi sangre empezaba a agitarse. Igual, me sentía débil.
Venga acá mi mujikito, dijo de repente.
Quiero saber la verdad, dije débilmente, postrado a gatas. La frescura y suavidad de la alfombra me excitaron. Había andado a gatas hasta el sofá y puesto mi mejilla sobre uno de los cojines. Ella deslizó su mano entre mi cabello, sonriendo. Unos granitos de sal brillaban en sus labios carnosos hasta que, de momento, observé cómo sus ojos se llenaban de una inexpresable tristeza y, a pesar de ello, continuaba sonriendo y mesándome el cabello.
A ver mi pachá, dijo. Venga aquí mi bollito. ¿En verdad creyó usted a aquella mujer horrorosa esa mentira inmunda? Venga acá, recueste su cabecita en el seno de mami... Así, así, ahora cierre sus ojos. ¡Así! ¿Cómo pudo creer semejante cosa? Usted me decepciona. Usted me conoce mejor que eso. Mentir es nada más un deporte para cierta gente.
sábado, 3 de octubre de 2009
Gusano en el mezcal
miércoles, 30 de septiembre de 2009
No. Lo que le sigue.
Igual que la convivencia solo por convivir. O la creatividad nomás por crear.
O vivir porque... pues porque ya estamos de paso vivos ¿no?
¡Que vivan el aislamiento, la desconfianza y la apatía!
Larga vida a la oquedad.
Hacer está sobrevaluado
Cosas meramente transitorias; ya de tramite.
Hay hoy nuevos temores que temer, nuevas razones para no querer ver.
La muerte es la nueva vida.
¡albricias!
martes, 29 de septiembre de 2009
VS (como el segundo de PJ, carbón).
(porque gracias a él ahora los nerds pueden
ser celebridades y líderes de opinión)
una defensa de marco sifuentes
Me gusta el Twitter porque es la dictadura de la brevedad: ha decidido que la vida misma cabe en ciento cuarenta caracteres y sanseacabó. Di tu verdad y rómpete. Si algo tiene que explicarse con un par de letras más, es que no vale la pena explicarse. Adoro el Twitter porque adoro las paradojas: no hay forma de explicarle brevemente a nadie qué demonios es esta red social donde todos están publicando mensajes brevísimos. Defiendo el Twitter porque no es humilde en absoluto. Nació como un sistema para satisfacer el exhibicionismo de los nerds que, gracias a Internet, ahora son cuasicelebridades que necesitan comunicarle al mundo qué están haciendo. A cada minuto. Baño y sexo incluidos. Me gusta el Twitter porque al final resultó que no era tan inocente y que, en ciertos casos, hasta puede ser peligroso. Ahora es la Quinta Espada de la Revolución Digital, la manera más rápida y efectiva para informarte de las protestas durante las elecciones en Irán, cuando el gobierno suprimió los satélites para que los corresponsales extranjeros no pudieran transmitir al resto del mundo lo que ocurría y, entonces, los iraníes se volcaron a sus celulares para tuitear sus protestas. Soy feliz con el Twitter porque la cantidad de información que circula en sus venas es espeluznante. Agrega en tus contactos a los tuiteros correctos y listo. Desde la BBC hasta el tipo que no puede dejar de comentar ningún escándalo de la prensa de espectáculos, todos ellos, terminan trabajando para ti y te cuentan en ciento cuarenta caracteres lo que está ocurriendo allá afuera. Ya no tienes que salir a buscar la información, ella te busca, ansiosa. Hay quienes, como los periodistas, nos pasamos la mitad de nuestros días esperando algo o a alguien. Y si no te acompaña un libro durante la espera, nada mejor que un Blackberry o un iPhone para entrar al Twitter y matar el tiempo. Me gusta el Twitter porque es cuestión de lanzar una pregunta al aire para salir de cualquier duda. ¿Por qué debería gustarme el Twitter? Porque gracias a él @franco626 es el más cool e informado de su oficina; porque es la única distracción online que no han podido bloquear en el trabajo de @aledu7; porque @breno ahora tiene la ilusión de que a la gente realmente le importa saber si desayunó; porque, de vez en cuando, un empresario apodado Mero Loco, viejo amante de una vieja vedette, tuitea un directísimo «ablen» que me alegra el día; porque le permite a @jimmyfa decirle directa y públicamente al conductor de televisión Bruno Pinasco que está harto de sus maravillosos viajes por el mundo y de sus fotos con todas las estrellas de Hollywood; porque el galán de telenovelas Christian Meier tuitea desde su smartphone cada link extraño que encuentra, cada chiste tonto que le envían y cada minuto de su vida, y entonces quizá yo no sea ni tan nerd ni tan exhibicionista después de todo. Me fascina el Twitter porque no he visto jamás a las personas que acabo de mencionar pero siento una inquitante empatía con ellos. Me gusta el Twitter porque no es una monstruosidad demográfica como lo es el Facebook, y no lo es porque el Twitter (sólo dos millones de usuarios activos en el mundo), al final, es fiel a sus raíces: enviar mensajes cortos y punto. Nada de atiborrarse de jueguitos o tests o pedidos de «únete a mi causa». Me gusta el Twitter porque la gente, tarde o temprano, termina revelándose tal como es, en vez de refugiarse detrás de un álbum de fotos digitales. En el Twitter la palabra tiene el monopolio de tu imagen. Eres lo que dices, no lo que muestras. En el Facebook todo el mundo asegura que «le gusta esto» y todos tus «amigos» comentan lo lindas, preciosas y bien encuadradas que están tus fotos. En el Twitter, para empezar, no tienes «amigos» (a quién vamos a engañar, vamos), tienes «seguidores» (de tus mensajes, claro). Defiendo el Twitter porque pronto se volverá algo cotidiano, se esfumarán los debates a su alrededor y habrá pasado de moda. En cualquier caso, estoy seguro de que algún día podré dejar de defenderlo, podré abandonarlo, podré olvidarlo y me engancharé con la siguiente cojudecita tecnológica que aparezca. De eso se trata. Al final, me gusta el Twitter porque me gustan los amores efímeros.
(porque lo que allí abunda son gritos de auxilio de solitarios
que no saben cómo desenchufarse de la Internet)
una diatriba de luigi amara
Desconfío del Twitter porque está condenado a ser un registro de los tiempos muertos de cada individuo conectado a Internet: la gente suele relatar sus actividades justo cuando no hace gran cosa («Mastico un chicle bomba», «Miro largamente mis uñas»), de modo que o bien la actividad que describo es tan poco absorbente que me permite hacer su recuento en «tiempo real», o bien es a tal punto absorbente que no tiene cabida en el Twitter. Los cuernos del dilema de esta nueva interfaz conducen inevitablemente hacia lo inane, hacia un simple encabezado que no tiene texto debajo. Lo demás es alarde, minificción o necesidad desperada de reconocimiento. ¿Qué estás haciendo? La pregunta que plantea esta red social puede parecer inocente, incluso trivial. Pero la avalancha de respuestas que ha provocado, con millones de personas describiendo en pocas palabras sus actividades cada segundo, casi se diría compulsivamente, habla de una época dominada por la simplificación, lo mismo que por el morbo. Descreo del Twitter porque quien desde su teléfono móvil o desde sus horas de hastío frente a la computadora ha creído urgente propagar por el ciberespacio –esa versión high-tech de los cuatro vientos– el curso de su vida, no hace sino aportar su granito de arena a la construcción del gran castillo de la banalidad. Desapruebo el Twitter porque allí la existencia no tiene la menor entidad sino hasta que es contada telegráficamente; porque cualquier acción carece de sustancia hasta que deja una estela escrita. Aborrezco el Twitter porque, al igual que esos turistas que nunca están plenamente en el lugar que visitan, tan preocupados se encuentran por tomar la foto que dé fe de que estuvieron allí, los acólitos del Twitter no hacen plenamente lo que dicen que están haciendo a causa de su mismo afán por informarlo. Tal vez no esté mal que haya ventanas, pero las que abre el Twitter se antojan demasiado angostas y mal orientadas; mirillas para acercarse no al secreto de la intimidad sino a la extroversión de lo insulso. La reducida caja tipográfica de esa especie de microblog, que sólo admite ciento cuarenta caracteres, en vez de propiciar el laconismo, la frase bien afilada en el pedernal del misterio, da pie a las oraciones más simples –sujeto-verbo-predicado, cuando mucho–, a un gorjeo monótono. No por nada twitter significa eso: «gorjeo», que, con perdón de los pájaros, designa también los esfuerzos destemplados del niño cuando empieza a hablar. No me gusta el Twitter porque, aunque se presente como una ocasión para el encuentro, ofrece un nuevo pretexto para el aislamiento. Como otras redes sociales (Facebook, Hi5, chat), promete la sociabilidad espectral de lo inalámbrico, la gélida camaradería de las pantallas electrónicas. Se ha hablado de las repercusiones de esta bitácora en miniatura en lo que ya con cierta superstición denominamos «la realidad»: su potencial para cambiar las cosas, para organizar revueltas en una sola tarde. Pero las revueltas se gestan con o sin mensajes SMS, y al final lo que circula en el Twitter tiene tan poca incidencia que nadie le presta demasiada atención. Por eso me eriza la piel; porque todo allí es fútil y evanescente, como si no hubiera tenido lugar. Prueben si no a revelar sus crímenes (o sus planes de cometerlos). No pasa nada, ni siquiera responde el eco. ¿Qué es entonces lo que desfila día y noche por el Twitter? Además de cables noticiosos y «revelaciones» sensacionalistas, lo que abunda son gritos de auxilio de solitarios que no saben cómo desenchufarse; confesiones voluntarias de quienes han comprendido que sus movimientos son vigilados y a la vez poco importan. Antes de escribir estas líneas desdeñaba la moda del Twitter, pero ahora la detesto. Porque encarna el triunfo de la acción sobre la crítica, del chisme sobre el enigma, de la descripción sobre la insinuación, de lo inmediato sobre lo imposible, el Twitter condensa el signo trágico de la impudicia de la sociedad contemporánea: canales de comunicación siempre abiertos para personas que no tienen nada que decir, para individuos aislados paradójicamente por la tecnología a los que, ay, sólo les queda el consuelo del gorjeo.
lunes, 28 de septiembre de 2009
Cadáveres.
Antinatural es verlos andando por ahí. Sin embargo, harto nos empeñamos en no dejarlos descansar; no se si en paz, mas de una vez por todas ya, eso si.
jueves, 24 de septiembre de 2009
viernes, 18 de septiembre de 2009
Siete años tarde.
Ahora que escucho el Sea Change, miré la portada. Y la cara de Beck tras manchas. No manchada; detrás de las manchas. Dice lo que se supo acerca del disco cuando salió; su sola cara en la portada lo expresa irrevocable. No hay más. No trata de nada más. Por eso va de todo el disco.
jueves, 17 de septiembre de 2009
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Dos años tarde.
Ahora que escucho el Graduation, miré la portada. Y pensé en eso que dijo alguna vez Kanye: que él era productor, y no lo dejaban rapear, porque no tenía pistola; o porque no usaba jerseys de football americano; o porque "mi ropa, a mí, sí me quedaba bien".
viernes, 11 de septiembre de 2009
domingo, 6 de septiembre de 2009
Inmortalidad.
lunes, 31 de agosto de 2009
Que la verga.
jueves, 20 de agosto de 2009
Autobiografía.
viernes, 14 de agosto de 2009
Juan Villoro.
Hubo un tiempo en que vivimos con un fotógrafo invisible. Nos espiaba sin que ganáramos color. Que alguien incapaz de enfocar nos mirara así, revela un esfuerzo peculiar, una forma secreta del tesón. Mi padre buscaba algo extraviado o que nunca estuvo ahí. No dio con su objetivo, pero no dejó de recargar la cámara. Sus ojos, que no estaban hechos para vernos, querían vernos.
Las fotos, desastrosas, inservibles, fueron tomadas por un inepto que insistía.
–Fragmento de "El Mal Fotografo"
miércoles, 12 de agosto de 2009
Agonía fuera del muro.
el mundo que los hombres hacen, donde se afanan,
sudan, paren, cohabitan.
El cuerpo de los hombres, prensado por los días,
su noche de ronquido y de zarpazo
y las encrucijadas en que se reconocen.
Hay ceguera y el hambre los alumbra
y la necesidad, más dura que metales.
Sin orgullo (¿qué es el orgullo? ¿Una vértebra
que todavía la especie no produce?)
los hombres roban, mienten,
como animal de presa olfatean,
devoran y disputan a otro la carroña.
Y cuando bailan, cuando se deslizan
o cuando burlan una ley o cuando
se envilecen, sonríen,
entornan levemente los párpados, contemplan
el vacío que se abre en sus entrañas
y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano.
Yo soy de alguna orilla, de otra parte,
soy de los que no saben ni arrebatar ni dar,
gente a quien compartir es imposible.
No te acerques a mí, hombre que haces el mundo,
déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
de algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.
domingo, 9 de agosto de 2009
Fragmento diez.
(...) “Era odio; pero también era la omnipresente cobardía de ponerla en su lugar, y que así pasara lo que tuviera que pasar: matarnos el uno al otro; matarla a ella, matarme a mí. O, dejarnos vivir en tranquilidad, lo que nos quedara”. Fue lo primero que pensé al verme dentro del cuarto. Y pensaba, al tiempo que buscaba una toalla y ropa interior, en lo que dice el Coronel Frank Slade, en aquel memorable discurso anclado en la admiración y el respeto; es decir, a la amistad: “I always knew what the right path was; without exception, I knew. But I never took it. You know why? It was too damm hard.”
¿Soy yo, el Coronel Slade o, hay todavía algo qué hacer? Lo fundamental en todo caso es que ya no puedo esconderme: ya sé. La muerte de la feliz ignorancia me ha devuelto desnudo a la realidad. A la verdadera, la fragmentada, la de niveles; en la que la mentira es tan verdad como la verdad mentira: extraído del fragmento entendido como absoluto que ella llama realidad, sé más que ella. Mas vienen estas palabras de Sartre a mi espíritu: “Pero, al pasar al estado reflexivo, las conductas espontáneas pierden su inocencia y la excusa de lo inmediato: tiene que ser asumidas o cambiadas.” Y recuerdo esa otra tarde que quise, bajar un avión alemán.
Hubiera sido una digna muerte para mí. La única posible para ella. La necesaria a ambos. Yo habría retornado al eterno principio. Otra vez. (...)
miércoles, 5 de agosto de 2009
viernes, 31 de julio de 2009
Afortunado.
lunes, 27 de julio de 2009
5-0.
domingo, 26 de julio de 2009
Iceberg.
domingo, 19 de julio de 2009
1964
martes, 14 de julio de 2009
viernes, 10 de julio de 2009
Tiempos Modernos.
Una pesadumbre se cierne sobre un “todo” particular. Luce desalentador hacia adelante, equiparable al que más... bueno, no tanto.
¿Que hacer? o, no hacer.
Tal vez si le rezara a la nada, algo haría ¿no?
¿O no hacer nada equivale a rezarle?
Hoy hacer parece reprobable, NO hacer parece más aún, a los ojos de todos los demás.
Eso son síntomas.
Las patadas de Aguirre son síntomas, no consecuencias.
El nuevo viejo PRI es un síntoma.
Darío en Cozumel es un síntoma.
Los linchamientos.
La represión.
La inmediatez.
La desvalorización.
La soberbia.
La deshumanización.
El guitar hero.
El twitter.
La soledad es un Síntoma.
La ciudad late a su pesar. Quiere morir, pero no puede.
¿La humanidad es síntoma? es enfermedad.
La esperanza esta dormida.
El fin es el resultado.