D.C. - Sin embargo nadie se escapa a la regularidad del compás, ¡sobre todo el rock!
J.C.- Esa regularidad desaparece cuando hay amplificación suficiente. Ya nadie tiene por delante un objeto sacudido rítmicamente, como un juguete. Uno está en el objeto, y se da cuenta de que ese objeto es un río...
El rock trae un cambio de escala: uno se precipita en la corriente. El rock arrastra todo.
Fragmento de conversación.
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