-A los 30 años-
Dije con certidumbre de cartón.
Parado solo en la cocina, escogiendo con la mirada lo que estaba a punto de cenar recargado con ambas manos sobre la mesa.
Llegué a una conclusión en ese momento:
Que tal vez no era un presagio... más bien un deseo.
-A los 30 años- repetí.
Dije con certidumbre de cartón.
Parado solo en la cocina, escogiendo con la mirada lo que estaba a punto de cenar recargado con ambas manos sobre la mesa.
Llegué a una conclusión en ese momento:
Que tal vez no era un presagio... más bien un deseo.
-A los 30 años- repetí.
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