Pasaron muchas más cosas en el sueño, algunas las recuerdo nítidamente; otras creo que las inventé.
Durante la tarde del mismo día tuve el mismo exacto sueño, recuerdo los mismos gritos, las mismas discusiones, la misma calle del Centro Histórico, los mismos automóviles; todo, todo era exactamente lo mismo. La gente y la ropa que traían, el porque había un determinante encono entre dos grupos de personas. Todo era igual, en este aparente nuevo sueño.
De este, lo que recuerdo es el sonido del arma y, después de abrir los ojos, me iban cargando, me llevaban hacia la cajuela, me dejaban dentro y entonces no escuche más.
Al interior de la cajuela, me vino como golpe a la quijada: habíamos matado a alguien. Y me derrumbó entender, que el muerto, consciente y tranquilo, era yo.
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