Eran los días de una retrospectiva titánicamente sobrevaluadiforme (esto último, lo de titánicamente sobrevaluadiforme, esta forma de expresarme, se lo he robado a Martín Mantra, personaje de la novela Mantra de Rodrigo Fresán, en que hace de estrella, a la vez que de agujero negro a lo largo de la historia), eran los días de una retrospectiva de la obra de Frida Kahlo, caminando por un costado de la alameda, al costado de Juan y Aline, le pregunté a él: -¿A ti te gusta la obra de Frida?
-No, nada -comenzó-. Pero ya sabes, no lo puedes decir en voz alta, o con más gente. Pues no falta el idiota que dirá "¿Cómo no te gusta?, ¿pues qué no eres mexicano?"
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