viernes, 6 de julio de 2007

Prólogo.

Otrora
1. adv. m. En otro tiempo:
este valle otrora fue un mar interior.



Aquello que fuimos alguna vez, queda como documento de lo que en algún punto de nuestra formación como hombres: pensamos, hicimos, ganamos, perdimos, logramos, arruinamos; aprendimos.

Quede este espacio como testigo inamovible de lo que en estos tiempos de desarrollo personal dos personas vivimos.
Fotografía fiel de la obra de dos de nosotros, sírvase a recordarnos todo aquello por lo que vale la pena luchar; aquello por lo que vivimos; esas cosas que sirvieron de motor a nuestros ingenios:
Lugares, personas, relaciones, mujeres, hombres, objetos, escritos, canciones, eventos, situaciones, ejemplos.

Jamás olvidemos nuestros sueños, que a pesar de tener los corazones rotos, en piezas continúan funcionando, manteniendo la maquinaria andando, hasta que llegado el momento, Creemos: aquella obra brutal, monumental. A los ojos de todos, mas no de los nuestros. Esa obra maestra con la cual un día nos vengaremos del mundo entero.

Así sea.

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