jueves, 22 de mayo de 2014



La edición 2003-2004 de la Premier League la ganó el Arsenal. Invicto. En 38 jornadas, ganaron 26 partidos y empataron 12. A ese equipo, aquel combinado francés de Arsène Wenger, le apodaban "La orquesta sinfónica de Londres". Y la manija era Patrick Vieira, el capitán. Un proto-Xavi.

jueves, 8 de mayo de 2014

La velada dicotomía modernidad-postmodernidad en los espacios de trabajo de Zoe Barnes. Denise Scott Brown dice que la segunda es una extensión de la primera; no su evolución o sustitución, sino extensión. Yo, definitivamente, prefiero el primer espacio.





miércoles, 30 de abril de 2014


Game of Thrones, a mi entender, es la síntesis de lo peor de The Lord of the Rings y lo sustancial de Dallas. Intriga dentro de una épica digna de cartas de Magic. Pero también está la metamorfosis del Kingslayer; esa calibración de sí mismo a la que no otra cosa que el mundo, su tangible punto ciego, lo obliga. 

viernes, 25 de abril de 2014

Francesc Vilanova

Seny, pit i collons.

jueves, 24 de abril de 2014


Lio con barba. El album ya lleno, aunque faltan todos los demás.

miércoles, 9 de abril de 2014

La superioridad táctica, física, emocional del Atlético de Madrid fue inmensa. 




miércoles, 2 de abril de 2014

Ese ímpetu, esa locuacidad de vagonero, el servilismo a una idea equívoca con que Christian Martinolli, junto en la empalagosa retórica merengue de Jorge Valdano, venden el partido México-Estados Unidos de hoy como el clásico total. Proclives a la coyuntura, seguramente valiéndose de los ecos del último Real Madrid-Barcelona y el Boca Juniors-River Plate, pretenden capitalizar lo más posible un partido intrascendente -ni siquiera es fecha FIFA- mediante los conceptos más burdos y primarios enalteciendo un par de momentos de la selección nacional.



Mejor, yo creo, deberían usar esa secuencia en que el intrascendente Javier Hernández, ese que, ridículo, como mendigando oportunidades, besaba el escudo del United -cuando aún jugaba- cada ocho días, festeja el oportuno gol (u oportunista como él) de Estados Unidos que, para fortuna de algunos, puso a la selección nacional al borde del Mundial.




sábado, 8 de marzo de 2014


Eso escribe Alan Pauls, en "Vueltas en la cama". Y a mí que se me ocurre que Alan en ese párrafo, como en todo lo que escribe, está siempre a la altura de la idea. 

jueves, 6 de marzo de 2014

sábado, 1 de marzo de 2014

Vi la luz

Richie DiMaso y Sydney Prosser "sincerándose" afuera del Studio 54, con 'I Saw the Light' de Todd Rundgren de fondo... Esa sola escena es un pequeño ejemplo de por que American Hustle está nominada, para los que todavía no se lo explican.


domingo, 9 de febrero de 2014

viernes, 17 de enero de 2014

lunes, 13 de enero de 2014

A la edad en que Leo y Cristiano comenzaban su cristalización en elegidos del futbol, Frank Ribéry trabajaba como albañil. Diez años después, el hijo pródigo de München ganó todo lo que es deseado y fundamental para un futbolista: liga y copa alemanas, y la Champions League. Yo creo que en este siglo, en este contexto histórico, apoyar una selección nacional es un anacronismo; y que cualquier forma de orgullo nacional o patriotismo deportivo, cultural, político, social o económico es una de las imbecilidades más grandes de la humanidad. La Champions es el torneo más importante de clubes y no hay participante, que la haya ganado o perdido, que no enuncie la dificultad de ganarla. 

Dice Jerry Seinfeld que todos los premios son estúpidos. Y lo son, dependiendo del valor que se les atribuye, previo a ganarlos o posterior a hacerlo. El Balón de Oro es un premio estúpido porque lo ganó Messi cuando lo tuvo que ganar Iniesta o Xavi, las almas gemelas y, juntos, el mejor jugador de futbol en la historia de España. Porque ganar un Mundial es infinitamente más difícil. Es estúpido porque lo ganó Michael Owen. Es estúpido porque a Cristiano y al madridismo y al As y al Marca, les confirma una idea errónea: Cristiano no es el mejor jugador de futbol y nunca lo será; acaso será el más eficiente de la historia, pero eso no lo hace el mejor -lo que sea que signifique eso. Este año Ronaldo no ganó nada, Messi sólo la liga (sí sólo la liga, porque en esos niveles una liga no basta) y Ribéry lo ganó todo. Pero sin meter los dos mil goles de Ronaldo o los mil quinientos de Messi. ¿Cómo se pondera eso?

El Balón de Oro premia la individualidad, sí. Pero el concepto individualidad tiene diferentes realizaciones. La de Ribéry fue activar un equipo, una afición, un temperamento que se tradujo en un Bayern histórico. Antes de Guardiola. Pero, ay, ¿cómo capitalizamos esos efímeros e inmateriales valores? ¿Cómo contraponerlos a la estadística y el espíritu del cuenta chiles que valoriza más la cantidad de goles anotados que la relevancia e injerencia en un equipo? ¿Cómo venderlos? Hoy, que el futbol de Xavi agoniza y está ausente, el Barcelona le mete cuatro goles al Getafe pero no puede fabricar más de una ocasión de peligro, ya no de gol, ante el Atlético de Madrid. Sin Xavier Hernández Creus, no hay Barça, no hay Leo. He visto el Bayern de Guardiola, periodo durante el cual, lo que se hiciera influiría en la votación para el Balón de Oro, y en él Ribéry ha exhibido que si no tiene el talento de Messi o la eficiencia de Ronaldo sí tiene mucho más carácter que los dos juntos. Veo a Ribéry, Lahm, Thiago, Kroos, Alaba, Müller, Göetze, Schweinsteiger, veo el Bayern de Guardiola y pienso lo que Alfred en The Dark Knight Rises cuando observa el asalto de Bane a la Bolsa de Valores de Ciudad Gótica: "Take a look: his speed, his ferocity, his training. I see the power of believe".

No me atrevería a decir que Ronaldo no lo merece, digo que, desde mi perspectiva, le confirma algo que él mismo no se procura. La carta que le mandó a Joseph Blatter luego de que éste lo arremedara lo prueba. Qué le importa lo que un viejo senil, que le entrega el Mundial a Qatar, piense.

Leo, como dice Santiago Solari de Francescoli, es mi ídolo. Leo para mí es el mejor y lo será hasta que me muera. Me ha llevado a lugares que no sabía que existían. Lo he visto poner los límites del futbol más allá de donde estaban y es justo eso, dicen los que saben, lo que también hicieron Pelé, Cruyff y Maradona. Ronaldo, da la impresión, daría sus ahora dos balones de oro por ganar la Copa del Mundo para, luego, ganar un Balón de Oro. Leo, parece, daría sus cuatro por la Copa del Mundo y luego, un día, volver a Newell's.

Se viene el Mundial y a Leo, previo a la premiación de hoy, entre líneas, se le escapó dónde tiene la mirada puesta. Dicen que de un tiempo a esta parte ya no se contrapone a Ronaldo, sino a sí mismo y la Argentina. Leo trabaja por ser uno de los 2 o 3 mejores de la historia. Cristiano, por ejemplo, trabajó para ser el mejor esta temporada. Hay diferencia.