...No hay forma de cambiarlo. No creo que exista manera alguna.
Sin estar escrito en piedra, solo permanece, solo esta ahí.
Si no lo ves solo crees que no está, pero está, es que está oculto, pero ahí sigue, ronda, libremente, cual si fuera dueño de todo, y tal vez lo es.
Sales y lo olvidas por unos momentos, incluso comienzas a sentir como si ya no estuviera allí, que al fin se ha retirado, de una vez por todas, pero eventualmente regresas, y caes en cuenta que todo era ilusión, de la de la esperanza, de que algo pudiera cambiar; pero no es así, no se ha ido, tal vez nunca lo hará.
Te has de ir primero, seguramente.
Te aterroriza saber que esta esperandote, que le perteneces, que no hay como huir, y al mismo tiempo te alivia:
Saber que no tienes control de nada, como si te quitara un peso de encima. El de la decisión.
Y te dejas llevar.
Nada nuestra que estas en la nada...
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