Siempre termino leyendo a gente desgraciada. Ahora leo las obras completas de Paul Celan, una edición que contiene una concisa y muy útil mini biografía suya.
Este estába más que desgraciado, y todo por haber sobrevivido.
Un verso suyo -no sé cómo sea el verso en alemán; pero esa cesura tan natural después de la palabra muertos, es tan, tan grande, que efectivamente, uno se siente así... muerto-:
Estábamos muertos y podíamos respirar.
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