Por mí se llega a la ciudad del llanto;
Por mí a los reinos de la eterna pena,
Y a los que sufren inmortal quebranto.
Dictó mi autor su fallo justiciero,
Y me creo con su poder divino,
Su supremo saber y amor primero.
Y como no hay en mí fin ni mudanza,
Nada fue antes que yo, sino lo eterno...
Renunciad para siempre a la esperanza.
No sé quién soy. ¿La Puerta? ¿El Poeta? ¿Beatriz?
Soy el de Mantua. Soy La Razón en El Limbo.
Convidado aquí.
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