jueves, 13 de octubre de 2011

En el amor sólo hay dos situaciones: persigue uno a una mujer o trata de librarse de ella. Pero dentro de esta seca fórmula general, qué variedad cabe de embrollos, de incidentes; qué diversidad de sentimientos, qué prodigio de matices, desde el anaranjado del primer deseo -imperioso y desesperado- hasta el violeta del último desengaño en que de nuevo tornamos al monólogo de siempre, el querelloso y grave monólogo de siempre.


Julio Torri, Almanaque de las horas, "De fusilamientos".

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