miércoles, 25 de agosto de 2010

Fabián Casas. Ensayos Bonsai.


VII

Cuando era chico me iniciaron en la fábula de Jesús. Desde entonces, cuando veo una película o leo un relato, noto que me emocionan particularmente las escenas de conversión. Jesús, un tipo que se fue al desierto durante cuarenta días y trajo de ahí un slogan imbatible: "Los que crean en mí, no morirán". Cuando veo la película de Zeffirelli sobre Cristo y veo a Powell entrando en la sinagoga para leer el libro sagrado y decir que las escrituras se han cumplido, que él es el Elegido (y frente a esto recibir el abucheo de toda la sinagoga como si fuera un árbitro escapándose de los hinchas), no puedo evitarlo: lloro a raudales. Y me pasa lo mismo cuando, bajo la ducha de la cárcel y con su pelo todavía rojo, Denzel Washington se convierte en Malcom X porque lo convence el rap de un pelado letal que dice que hay que cambiar la vida. O cuando los de La Pandilla Salvaje salen del prostíbulo y van rumbo a la muerte por defender a uno de ellos. O con Luke Skywalker diciéndole a Darth Vader: "Padre, siento el conflicto dentro de ti". O cuando Paul Newman en La leyenda del indomable, se hace el logi sumiso para después escapar de la prisión demencial. O con el Che, recién desembarcado en suelo cubano, bajo las balas de Batista, eligiendo si agarra el fusil o la mochila con los medicamentos . O como este último domingo, en Fútbol de Primera, cuando percibí que el Pocho Insúa estaba teniendo un conversión en plena cancha. E iba a dejar se ser el pecho frío talentoso al que le falta siempre un centavo para el peso, para convertirse en el Jefe de Máquinas del Infierno y arrasar a Boca.

(Luigi Amara, hablaba el otro día acerca de la teoría esa de que para dominar algo, para tener maestría en cualquier actividad humana, la debes haber practicado un mínimo de 10, 000 horas. Se puede trabajar incesantemente y cumplir cabalmente esa cuota. Pero también hay algo indispensable: lo tienes o no lo tienes. Tenerlo o no tenerlo sólo tiene que ver con el tándem: cómo vives y qué ves.)

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