jueves, 11 de octubre de 2012

Amenaza.

Hay gente que por tratar de dejar el estatus de "sobreviviente" no le importa terminar del otro lado del espectro. Están dispuestos a hacer lo que sea con tal de dejar de ser "del montón", incluso a pasar por encima de los demás para terminar convirtiéndose en aquello de lo que tanto se han quejado, lo mismo que en parte los tiene en esa situación originalmente.

Esta ciudad es de sobrevivientes. Haces lo necesario para subsistir y en ese proceso a muchos ya no les importa a quien joden con tal de subsistir. La ley de la jungla que le dicen. Caminar por la calle requiere del desarrollo de nuevas habilidades; más agudeza, desconfianza, agilidad, etc. Los autos, las demás personas, incluso el terreno se vuelve un obstáculo si no lo sabes manejar. Uno se acostumbra, y se vuelve un proceso natural, de diario. Uno se vuelve experto, soberbio, a veces al grado del descuido. Descuidos que nos recuerdan que el peligro sigue ahí, y nos regresa al carril de la cautela, a estar alertas.

Pocas veces me cae el veinte de lo desgastante que termina siendo vivir acá, porque se vuelve costumbre, cotidianidad, y aunque ya no lo tengamos presente, todo el tiempo estamos en una amenaza latente, a veces fatal. Sobrevivimos y seguimos, sin pensar mucho en ello (parte del mismo mecanismo de supervivencia) hasta que llega de nuevo el momento en que alguien o algo viene a recordarnoslo, otra vez.

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