Quizá lo de hijo pródigo sería enteramente cierto si Kimi Raikkonen hubiera regresado a McLaren. Donde dio su más alta versión durante cinco años consecutivos, del 2002 al 2006. Pero, desde que es el único campeón de la Scuderia (ganó el campeonato en 2007) luego de la era Schumacher, de algún modo el mito aplica. Fernando Alonso no es quien dice ser. Será el piloto más completo, pero no el más rápido, y se les olvida que el objeto de este deporte es que la vuelta que sigue tiene que ser más rápida que la anterior. En consecuencia se gana, se llega primero a la meta. Kimi es, sin duda, uno de los pilotos más rápidos de la historia. Y a veces, esa virtud, que para el aficionado de cepa es la única válida, no siempre se reconoce con un Mundial. Alonso, al igual que en el 2007 de McLaren, debe estar planeando su huida de Ferrari porque teme al duelo con un coequipero distinto de la mansedumbre de Fisichella, Trulli, Massa o Piquet Jr. El próximo año se enfrentará, por primera vez en su carrera, a un piloto más talentoso que él, no más o igual de completo, pero sí más rápido. Ahora sí, por primera vez en más de diez años veremos si es lo que decía ser -porque Kimi, todos sabemos de qué está hecho.
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