domingo, 5 de octubre de 2008

El tiempo que nos pasa.

 Siento como la vida se tuerce. No como las ramas; sí, como el espacio-tiempo cuando se viola. Se siente que jamás se volverá a enderezar.
 De cunclillas, presto, escurriendo algo que no es sudor, todo lo escucho claro y conviviendo. Más claro que la voz que de no sé dónde y menos cuándo me dicta estas líneas que no son las que quiero leer. Y en el sonido, la curvatura se prolonga, se embala y se nos hace eterna.
 Le miro; de abajo hacia arriba. Como se mirará, de aquí a que se termine la humanidad a quien tenga sobre el torso una guitarra. Viene el relativo silencio. Y yo sonriendo, por que tengo miedo le pregunto: "¿Qué?".
 Él, con una sonrisa que existe sólo cuando sabes hacia dónde estas yendo, me contesta:
 -Nada, así va.

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