miércoles, 25 de noviembre de 2009

Fin de año; fin de década. Fin de mi vida.

Alguien debiese (en la forma en que yo lo escribo a continuación, pues es evidente que algo similar se inventará) de hacer una lista de las canciones más relevantes (mejores, más hermosas, más importantes, da igual) de la década y, que la persona que escriba lo más hermoso (aquí sí) acerca de ellas, la presentase.
Yo elijo una de The Libertines. Diría:
A los Libertines no se les escucha con el oído; sino con la historia... y esperanza. De ese matrimonio la hija obsesión de quien les ha oído.
Sería una tristeza que algo juntara a Los Libs en ésta época. Peor, que alguien lo hiciera. Se querrían subir al Albion todos aquellos a los que hemos arrojado -o que naufragaron- en las templadas aguas del éxito; en los mares inmensos de la fama y en las oscuras simas marinas del Myspace. Nosotros tripulación -todos Libertines- jamás descenderemos de Él.
Mas concederé horda de sorderas que somos, sí, un barco fantasma. Esto, nos ha dado la forma de presencia más absoluta e incuestionable: la de la ausencia.
Ser un barco fantasma también, -aciertan- nos ha hecho eternos...

Did you see the stylish...

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