miércoles, 28 de abril de 2010

Hay quien puede, hay quienes nunca podrán.

18 Rugby Street

Mientras caíamos
en un estruendo de alma tu cicatriz me contó
–como contraseña o nombre secreto–
cómo habías intentado matarte. Y oí
sin dejar ni un momento de besarte
como si lo susurrase una estrella serena
sobre la ciudad que giraba retumbando: Mantente lejos de ella
Una estrella cobarde. No recuerdo
como llegué de contrabando, enrollado a ti,
dentro de tu hotel. Allí estábamos
Eras tan delgada y suave y ágil como un pez
Eras un mundo nuevo. Mi nuevo mundo.
Así que esto es América, me maravillé
¡Qué bella, qué hermosa es América!

Ted Hughes.

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