18 Rugby Street
en un estruendo de alma tu cicatriz me contó
–como contraseña o nombre secreto–
cómo habías intentado matarte. Y oí
sin dejar ni un momento de besarte
como si lo susurrase una estrella serena
sobre la ciudad que giraba retumbando: Mantente lejos de ella
Una estrella cobarde. No recuerdo
como llegué de contrabando, enrollado a ti,
dentro de tu hotel. Allí estábamos
Eras tan delgada y suave y ágil como un pez
Eras un mundo nuevo. Mi nuevo mundo.
Así que esto es América, me maravillé
¡Qué bella, qué hermosa es América!
Ted Hughes.
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