Alguna vez, Felice Bauer le pidió a un grafólogo que examinara la caligrafía del que fuera, en dos ocasiones, su prometido. El grafólogo dijo que el sujeto tenía "intereses artísticos". Roberto Calasso dice que tal diagnóstico fue para Kafka un ultraje. Kafka, a Felice, le respondió: "No tengo intereses literarios, sino que estoy hecho de literatura, no soy otra cosa ni puedo serlo".
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