He pasado la mañana escuchando la escritura de Borges como si fuera una canción -como yo escucho canciones: de forma obsesiva, repitiéndolas una y otra vez, regresando a las partes que me estremecen; como cuando pronuncia "Stevenson". No sé si en su voz se subordinó la idea a la palabra o aquélla le exigió ponerse a su altura. De cualquier modo es algo que sólo puede contestar Borges. Aunque no sé si el otro o al que le ocurren las cosas.
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