domingo, 2 de marzo de 2008

Olvídate de París (Edgar).

Me dijo hace poco que Pulp le recordaba a sus amigos. Para mi, su música no guarda recuerdo alguno, nada. Mis recuerdos futuros han sido anclados en (con)vivir hoy con esa banda; que mientras creces, mientras te acercas al fin, mientras estas, se hace absoluta. No tiene ángulos, no se puede interpretar. Es redondo, como círculo: de donde mires es lo que es; nada más, nada menos. Cuando llegas a esta edad, Pulp se convierte en el monóculo para divisar el relativo infortunio diario.
No antes, no después.

No hay comentarios: