jueves, 21 de agosto de 2008

Became a fan.

 No sé del concepto. Pero la idea, de la palabra fan, se asocia a una intensa, y ocasionalmente inconsolable relación  hacia algo. El Merriam-Webster, lo define como un devoto entusiasta, usualmente, como espectador.
 En el Facebook, se puede ser fan de algo.  Siempre encuentro el aviso, de que alguno de mis conocidos, se hizo fan de algo. "Se hizo". Por qué no conjugar los verbos de manera distinta, para dar otro sentido: "Siempre ha sido fan de..." O,  "Siempre será fan de..." ¿Y por qué restringirlo a las posibilidades de lo afirmativo?: "Edgar, nunca será fan de..."
 ¿Y por qué se tiene que usar la expresión -me causa lo mismo en español o en inglés- "ser fan"?
Tenemos que ser fans, así, no hay matices. Si nos "gustara" algo, se abre la oportunidad para debatir las formas y contenidos de lo que nos gusta. Siendo fan, se asume que ambas son de nuestro agrado. 
Ah, el fascismo, como filtro de intereses.

 No, no, no, ya sé: De lo que me interesa. Jamás. Nunca, me he sentido espectador. No lo contemplo, me sumerjo en ello.
  De lo que me interesa, siempre me he sentido parte, de una u otra forma. Y ello es, al mismo tiempo, parte de mi.
  Y va, desde una banda que jamás podré ver en vivo -con los ojos-; hasta la patria.

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