viernes, 29 de agosto de 2008

Disculpa.

... Punto y seguido - sin razón aparente -, sabe entender que sus motivos son mezquinos y egoístas al final; punto y aparte, tiene en cuenta que esa misma mezquindad no le resta mérito a sus virtudes, solo las hace parte de una unidad... al fin humano, como ella, razón de más para empatizar. Lo lamenta. No disminuye su molestia, tampoco su cariño. No esta por encima ni es inferior, son equivalentes, en “realidades” diferentes.

“... pero mi alma es tan terca y se engaña, con mi corazón.”
- Tonta canción de amor, El Gran Silencio.

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