jueves, 8 de enero de 2009
Fantasmas.
...de repente, sin previo aviso sentí la necesidad de levantarme. Me espabile; me incline hacia adelante para depositar el libro que llevaba en las manos sobre la mesa que segundos antes soportaba mis pies. Dejando el sillón en gesto casi automático me dirigí hacia las escaleras. Subiendolas, –cauteloso pero no despacio– me asomaba conforme ascendía para alcanzar a ver el cuarto que me quedaba de frente; la puerta estaba cerrada, justo como yo no la habia dejado la ultima vez; entonces, en la cima, al pie de la escalera, a solo un paso y un giro a la izquierda de mi habitación –esta: abierta– me detuve; invadido derrepente por el temor de que al mirar en su interior, me encontrara yo, mirandome ahí adentro, de pie, inclinado como buscando, haciendo cualquier cosa, para después percatarme de que estaba siendo observado, desde el umbral de entrada, por mi mismo.
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