lunes, 24 de mayo de 2010

Esquirlas de la reflexión.

Duele hasta lo indecible lo que han hecho del Fútbol. Un deporte de maricones, de putas que dan el coño por espectaculares, anuncios, refrescos y unas -más- putas que -más- dan el coño por páginas en revistas y programas de televisión. Esto está mal. Muy mal. Puro niño quisquilloso, débil, colmado de cobardía y miedo a cometer un error. A decidir.
Es de las profesiones más difíciles la de ser futbolista, tan difícil como ser neurocirujano; no hay duda. No todos tienen lo que se necesita para ser futbolistas: honor, coraje, honestidad y sumisión ante el juego, porque siempre será más grande de lo que cualquier jugador jamás podrá llegar a ser.
¿Dónde están los García Postigo, los Blanco, los Stoichkov, los Romario, ¡los Cantona!, ¡los Redondo!, los Keane?
¿Dónde están los jugadores que son jugadores, dentro y fuera de la cancha?
¿Dónde están los jugadores que saben, que cuando juegan con su selección no son jugadores de fútbol, sino servidores públicos?
La situación, es medieval.

(Si Hugo es como nuestro Platini, si Cuau es como nuestro Zizu, si hasta el Chicharito es nuestro Benzema; si Luis García es nuestro Cantona ¿porque nuestro Claude Makelele no va al Mundial? Sin Pável, lo que sea que pase, no será lo mismo.)

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