miércoles, 5 de mayo de 2010

Recuerdos con muletas.

Fue hace tanto, que es como si no hubiera pasado el tiempo. Es más bien como que le ocurrió a alguien más; y seguramente así se siente, porque en realidad es así. Pero bueno, a esa otra persona que era, una mujer le recomendaba la película Sylvia (que va de la vida de Sylvia Plath), agregando en su venta de la película que: "se ve que la buena era ella, no él". Él, es Ted Hughes. Ahora, y después de haber visto la recomendación, sé quiénes -y qué- son Sylvia Plath y Ted Hughes. Pero antes de saberlo, vi una película en que ésta conversación sirvió de molde para contener mi idea de que en la poesía de mujeres, es siempre rastreable la fuente del dolor. En la de los hombres, la fuente nunca se puede rastrear, porque no se tiene que.
Es imposible saber quién es mejor, y hay que ser muy mujer para pensar en esos términos. Pero lo que sí se puede saber -y que es evidente, aparte- es en dónde hay más poesía; en función, claro, de la historia de la literatura mundial, la idea que se poetiza, la postura que tienes frente al mundo que te rodea, y un enorme etcétera. El poema de Ted Hughes "No contestes el teléfono", comienza con un verso que durante el poema, y después leído, jamás te dejará ir:

Ese Buda de plástico emite un chillido de karate.

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