viernes, 2 de diciembre de 2011

El futuro

Había pensado en hacer una lista de todas esas cosas mexicanas que están a años luz de Orsai; ya no digamos de la literatura que contiene la revista, sino de su diseño, distribución y sobre todo, concepción y funcionaldiad. Seguro es algo que cuando los burácratas musicales que son los locutores de Reactor se queden sin ese espacio, intentarán hacer; diez años después y mal. El atraso del cosmpolitismo mexicano es tan papalpable como irresoluble. Cuando pensó hacer Plural, Paz dijo que éramos el vagón de cola de la literatura francesa, y aunque eso sigue siendo cierto: somos el vagón de cola de todo aquello que nos encanta mamar del extranjero, sería más preciso el enfoque de un aforismo (que escribo de memoria) de Carlos Monsiváis: "Cuando las modas van morir, se vienen a México." Basta ir al Corona Capital, pasar una tarde en la Roma, o leer a los noveles autores mexicanos. No haré la lista, mejor ver el video donde Hernán Casciari cuenta como reventó los límites últimos y a los que se aferran, no sólo los intermediarios, sino los creadores incapaces de producir algo que se sostenga por sí mismo y que por tanto precisa de un aparato que lo venda. Bajo el sistema de Orsai, solamente la relevancia será la moneda de cambio, el filtro absoluto. Regresarán esos millares de estudiantes de diseño gráfico que hacen peor lo que el Cha! ya de por sí hace con el mínimo talento, a estudiar leyes, o contaduría, Fermatta y School of rock se llenarán de enredaderas en su abandono porque los alumnos regresarán a administrar las empresas de sus padres, las becas para creación artística ya no tendrán demanda y se darán a estudiantes de economía en el ITAM: los artistas, se contarán con los dedos, no serán la intrascendente mayoría que debemos sufrir. No importa si no me toca verlo: todo volverá a la normalidad, y lo que entendemos por arte desde los primeros búfalos dibujados en una caverna, ya no estará en orsai.

1 comentario:

Two Of Us. dijo...

La única forma de tomar de vuelta la cultura de donde la tienen secuestrada es arrebatándola, a la fuerza, pero no violentamente, no físicamente, con propuestas viables, inteligentes, organizadas. Así.
El futuro ya empezó.