domingo, 31 de enero de 2010

XY XX YY MEX.

Si has sido lo suficientemente imaginativo como hombre para encontrar belleza en tener una verga entre las nalgas o boca o, como mujer, unir un par de chicles mascados, ¿no sería el derecho a matrimoniarte -la institución más tradicional en la historia- lo más prosaico a lo que podrías aspirar? ¿O que alguien te podría ofrecer?
Es decir, si tuviste la epifanía de vivir tu sexualidad de manera diferente... ¿por qué no también la ciudadanía? ¿o la religión? ¿o la ecología?
¿Por qué sería tan importante para una concepción de unión sexual tan innovadora, una práctica -y unión- tan atávica?
Se podría pensar que la unión (física) de personas con los mismos aparatos reproductores sería tan revolucionario que hasta podría ocurrírseles otra forma de vida. Pero no, y nada tiene que ver con la homosexualidad. Es que son mexicanos.

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