Ese 23 de diciembre de 1918 anotaba Pla su inquietud por su esterilidad sentimental ante las fechas navideñas y acababa diciendo que no sentía el menor impulso de adorar nada y que le parecía objetivamente desagradable no sentir ilusión alguna, ni ilusión por las mujeres, ni por el dinero, ni por llegar a ser alguien en la vida, "sólo esta secreta y diabólica manía de escribir (con pocos resultados) a la cual lo sacrifico todo, a la cual probablemente sacrificaré todo en la vida".
Fragmento de El mal de Montano; que no es un libro, es un pedazo de literatura, de Enrique Vila-Matas.
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