Te recuerdo, postrado frente al umbral de la puerta, preocupado, o curioso, expectante, esperando -¿un resultado?- como en la recepción de una sala de urgencias, algo parecido.
Podría pensarse obvio, llamado por el “alboroto”, el ruido de los jadeos y el movimiento, pero lo sentía -yo- como algo mas, mas sensorial, mas profundo, como un rito, una evaluación, un consentimiento, algo paternal.
Dentro de todo aquel extraño acontecer, nuevo y definitorio, aun me captura tu actitud, mas que todo, mas que nada, te respete, ahora te rindo tributo, te recuerdo, y no te olvidare. Fue uno de esos momentos donde se nos demuestra que algo, alguien, es mas de lo que nuestro prejuicio e ínfima comprensión nos permite ver. No son solo animales. Nosotros somos animales.
...a un Gato, que conocí.
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