miércoles, 10 de noviembre de 2010

Una hora, unos días, año(s). Lo que haga falta; el tiempo que no tenemos –relativamente relativo– lo pasamos esperando... esperando: TENER TIEMPO. Alguien me dijo que el tiempo que uno necesita hay que fabricarlo, y que cierto es.

Uno se inquieta (yo sí) por que ve a los demás pasar corriendo. Y te invade esta estúpida ansiedad por correr también, aún sin saber por que, o peor: sin que sea necesario hacerlo.
Me hacia una vez Pablo una de estas recurrentes preguntas hipotéticas que nos planteamos a cada rato. ¿que haces si...?
¿Que haces si de repente ves a un montón de gente huir de algo?
no sabes que pasa, pero corren despavoridos huyendo de quiensabeque, ¿Corres también?
Su respuesta y la de muchos en general es que si, que corren. Y eso le pasa al mundo en general. No huyen de nada (bueno, no se) pero corren, y los que ven a los demás correr corren también, aunque no saben a razón de que, a prisa, como si no hubiera mañana. Es cierto es que no sabemos si habrá o no mañana, va, pero ¿es eso motivo suficiente para ir a prisa? ¿para hacer por hacer?, ¿"experimentar"?. Yo creo que no, pero respeto y entiendo que todos somos diferentes y a muchos les atrae esta onda de "vivir el hoy intensamente", solo que me conflictúa la actitud de aquellos que toman esta decisión de vivir a prisa sin haber contemplado la posibilidad de que no necesitan hacerlo, que tratar de alcanzar sus metas y realizar sus planes posiblemente no es el fin ultimo, y no se trata de que tan rápido lo hagan, sino como, o el proceso de hacerlo. Y así han de ir a toda prisa insatisfechos, para llegar a donde querían antes que todos y darse cuenta que nada tenia que ver la velocidad con eso que querían alcanzar.
No se (para variar), esa es mi impresión. No aplicara a todos, pero creo que si a una gran mayoría.

Siempre contesto que me aguantaría a ver de que se trata, y partir de eso decidiría que hacer, antes de correr como imbécil sin saber por que. Si bien es cierto que reduciría mi porcentaje de supervivencia, poco me importaría que así fuera y podría eludir el instinto, o eso quiero creer. También es cierto que una parte de mi estaría tentada a correr, aunque hasta ahora no lo he hecho.

Ojalá no se me venga el cielo encima, me atropelle un camión, se acabe el mundo o un me tope con un dinosaurio suelto por las calles mañana o en un rato. Daría lo mismo; todo aquello que no he hecho aún no lo voy a hacer en un rato o mañana. Tal vez nunca.


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