Parte del pedo en este país es que todo lo llenamos de mierda. De nuestra mierda, mierda personal, que tendemos a embarrar en todo lo que hacemos y nos rodea, permeandolo todo de un café mierdoso, así volvemos la ciudad una plasta marrón de mierda.
No somos capaces de dejarla de lado por un solo momento. La cargamos en nuestras bolsas del pantalón y en nuestro corazones; y no conformes con eso nos encanta enseñársela a los demás, como queriendo presumir quien tiene la pila de mierda mas grande.
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