Más que materialista -no en el sentido filosófico, sino pragmático de la palabra-, la sociedad estadounidense es más bien crédula de la alquimia durmiente en todas las baratijas que consume. O que aguarda también en la cultura con que sofocan al mundo. No todos los productores evidentemente: generalizar, sería socavar los evidentes esfuerzos de Andy Warhol, Vince Gilligan, Russell Edson o HBO, por nombrar algunos, de inclinar la balanza aun hasta su ruptura.
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