martes, 1 de mayo de 2012

Trineros

Algo malo –o molesto– sobre la mayoría de los usuarios de Twitter –de los que yo he encontrado por lo menos– no es en si la idea o esencia de lo que publican (eso es harina de otro costal), sino ese dejo soberbia en cada una de esas opiniones o "pensamientos" publicados. Una especie de presunción al creerse en lo correcto de manera cuasi-irrefutable, la que parece no deja lugar –o ganas–  para la posibilidad de un dialogo o apertura la posibilidad de que alguna opinión sea distinta resulte igual de valida o ya de menos debatible.

"Todos ustedes que comen aguacate me resultan patéticos".

Es un burdo –pero fiel– ejemplo de la pobreza de argumentos con que se expresan la mayoría de los "twitteros".
Vaya, tampoco me lo tomo tan en serio, es una red social, es Internet, no pasa nada. Igual me parece molesto y un desperdicio que una herramienta con ese potencial no exija más de sus usuarios, pero el asunto es ese, no puede, es una herramienta, el problema –para variar– es del que la manipula.
Los suscritos deberían exigirse lo mínimo intelectualmente al usarlo, pero parece que resulta peor cuando lo hacen, se convierte en un mercado del lugar común, pero eso es harina de otro costal también.

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