domingo, 27 de febrero de 2011

Mi caballo se ha quedado sin estrellas


Mi caballo se ha quedado sin estrellas. En la noche ya no levanta la cabeza para leer el firmamento, ni tampoco corre libremente sin temer el desfiladero. Por primera vez ha sentido el vacío que otorga la tinta a los olvidados, y galopa con el hocico babeante por la enramada. Mi caballo ya no relincha como antes, el amor le ha carcomido la mente y los nervios. Su pelaje vuela contra el viento mientras pasta bajo el sol o camina entre la niebla de la ciudad, y espera y espera el regreso del gran fuego para que lentamente lo depure.


Miguel Ángel Zapata, de Los muslos sobre la grama.

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